John Krasinski como buen americano debe estar a punto de rozar los dos metros de altura. Eso abre todo un mundo de posibilidades, de aceptación en el colegio, de destacar en los deportes, de evitar confrontaciones en la adolescencia, e incluso de conseguir una educación universitaria de calidad a costa del prestigio deportivo de las propias universidades. Si además la naturaleza te regala una cara agradable y atractiva sin resultar tremenda y rematadamente guapo, tu credibilidad cinematográfica está asegurada.
Nota: la campaña con la que una cadena de pago española está promocionando The Office vuelve a confirmarme que hay mucha gente en este país trabajando en puestos que debería ocupar otra gente. Gente que le interese lo que hace por ejemplo.
Fuente: ONTD
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