Seguimos adaptándonos a nuestra nueva casa. Resulta que ha llegado el invierno. Suave, lento y poco lluvioso, pero ha llegado. Y en consecuencia en el edificio que habitamos ahn encendido la calefacción. Calefacción central. Y para mi que estos no se han leído los desafíos del milenio, ni lo del ahorro energético, ni lo de que el petroleo se acaba. Tenemos una temperatura media que no sé determinar pero solo puedo decir que me alegro de ir desnudo todo el rato. Pasamos tanto frío en nuestra antigua morada que no nos atrevemos a quejarnos, pero por aquí los que nunca están conformes con nada ya están con que si esto demanda un humificador, con que si la a la piel le va fatal el calor artificial.... Nosotros solo le vemos ventajas, especialmente ahora que llueve. Si uno se pone en el punto más caluroso de la habitación y prepara en un cuenquito un poco de agua caliente con un caramelo de eucalipto, se puede disfrutar de una sauna que nos envidiarían los suecos.
Nota: ¿alguien sabe si superar las tres horas de sauna puede afectar a los tejidos? A ver si vamos a encoger!!!!!
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