miércoles, 29 de noviembre de 2006

Casino Royal, la redención de Bond


Me veo obligada a inmiscuirme en una faceta que no se me da bien en absoluto la crítica cinematográfica. Porque yo funciono en este tema por líneas muy simples: me gusta no me gusta. Y me veo en tan dramática situación porque nuestro adorado colaborador para estas funciones ha esgrimido su derecho de objeción de conciencia para no enfrentarse a una nueva entrega de la saga de James Bond. Que no sé porque me da a mi que este ni ha visto las anteriores pero bueno, como somos super tolerantes de manera totalmente democrática aceptamos su posición y remitimos al ya conocido mail de este blog para mostrar su apoyo o su indignación con el autor.




Yo ya he visto la peli y dado que está comprobado que todo el mundo ve la peli el primer fin de semana me decido a hablar de ella sin ningún tipo de consideración sobre si destripo o no cosas, además esto no es un análisis solo es una serie de buenas razones para ir a verla. Porque sií, a mi ME GUSTÓ. ME GUSTÓ MUCHO. ME PARECIÓ MUY CHULA.


Primer punto: el actor, Daniel Craig, absolutamente increíble, super, super, sexy. De este encanto que va creciendo conforme avanza la peli, el momento en que se prueba el traje, la escena de la tortura, la salida del mar, la camiseta de algodón gris, estilismo digno de L´Uomo.
Además Craig es de Liverpool y ya sabéis que especial cariño tenemos aquí a los naturales de esta ciudad desde que la inefable scouse sobrevive allí, mes tras mes. Bueno nació en otro sitio pero se crió allí que parece ser que al final es lo que cuenta. Ah ¿dónde compraría la metadona para sus colegas este chico?





Es rubio una novedad que yo aprecio para bien, la verdad. Corpulento, muy grande, creíble como matón, como hombre capaz de aplastar un cráneo contra un lavabo, de sobrevivir a un ataque al corazón o de aguantar más de cuatro minutos bajo el agua.







Segundo punto: el malo. Mola mucho el malo. Es de estos malos guapos, con cicatriz y enfermedad de lo más rara y que no sé siquiera si existe, ¿se puede llorar sangre? seguro que se puede porque hoy en día hay de todo, no sé donde vamos a parar. Es danés, el actor danés más popular según la Empire en su país. Además no es un loco, no es un megalómano, no es un científico con ansias de dominar el mundo, ni tiene en sus manos tecnología para vender a Korea y desatar un holocausto nuclear. En breve: debía guardar un dinero de fuentes no muy recomendables, se pone a jugar con el dinerito en bolsa y le va muy mal, y claro esa gente tiene muy mala leche y quiere su dinero de vuelta, ¿cúal es la única solución del malo, Le Chiffre?, pues respetar el secreto bancario y ganar una partida de poker en una exclusiva timba en un superlujoso casino de Montenegro. Vamos real como la vida misma, que se lo digan a los de Forum filatélico.




Tercer punto: las chicas. Empezando por M mitad madre dominanta, mitad madre amorosa y preocupada, una auténtica jefa de esas británicas que no tienen nada que envidiar a un hombre ni nada que demostrarle.
Luego la italiana o el pibón de la peli. Curvas, labios, melena, lo que se dice la perfecta chica de un malo de poca monta que te da buena vida, te presta poco atención y te asegura un triste final a nada que metas la pata.
La mala, una rubia, rubia, bosnia, antigua modelo según creo, de estas que tienen mal fondo porque si no no se entiende, que queda demostrado que su novio maloso no la tiene ninguna aprecio y ella nada, fiel como un perrito por la senda del mal. Una bruja.
Y la Otra. La chica que explica porque Bond se convierte en un cerdo machista, descreído, cínico, desapasionado para el amor y para la vida. Después de Vesper Lynd el abismo osea la pura supervivencia, mujeres de usar y tirar, porque despué de ella LA NADA. Y no digo más de esta parte de la historia porque me pongo a llorar.








Cuarto punto: Venecia. La escena final, la hecatombe, el deselance que explica toda la saga de Ian Fleming se rueda allí. Ni presas, ni aviones, ni submarinos atómicos, una casa en construcción en medio de un canal, hundiéndose, derrumbándose en medio del estupor de los turistas. Y dentro el drama, ha nacido un superespía y ha muerto un hombre.



Quinto Punto: la banda sonora recupera al chico más guapo del Grunge que conserva todo su encanto y sus ojos verdes, Chris Cornell. El de abajo es el vídeo de los créditos.

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