miércoles, 29 de noviembre de 2006

Aventuras en Scouseland: Capítulo Segundo

El sábado empezó pronto. A eso de las 8:15 abría los ojos por cuenta propia, algo poco habitual. Miré por la ventana. Un perfecto picado sobre un tejado a dos aguas de pizarra y ladrillos oscuros. Si, seguía en UK. Desperté a Lau y le hice unas cuantas fotos. Después lo hicieron Feedu y su versión mini, Elektra y Scouse que preparó un breakfast a base de café, mermeladas y pan de pasas inglés. Y congelado.

Con las pilas cargadas y un amago de resaca aplacada por las fuerzas del bien (gracias pequeños amigos) nos dispusimos a patear Liverpool antes del partido.
Duke Street, la calle de Scouse, está en plano Chinatown. Al parecer Liverpool cuenta con el arco chino más grande de toda Inglaterra y tiene comercios que harían caérsele la baba a los primos monos chinos Chang y Xing. Allí todo es a lo grande. Desde los sacos de arroz a la mantequilla de cacahuete yanqui que tiene el tamaño de las de Dharma que se ventilaba Hurley.

En un momento de despiste Lau y yo nos quedamos solos y nos pusimos a retratar algunos elementos de la cotidianeidad scouse. Cubos de basura morados, carteles anunciando pinchadas y una casa cruzada por un graffiti y una rata gigante, (de las de mentira, luego veríamos una de las de verdad) probablemente obra de Bansky.

Con todo el equipo nos plantamos en la Catedral Anglicana de Liverpool. Un vistazo al cementerio de la lado y para dentro. Terminada en pleno siglo XX, no pude olvidarme ni un momento de la Abadía del Crimen, juego que por los 80 amenizaba las tardes de Feedu y que a mí me parecía un tostón. Dedicada en parte a la memoria de los caídos de la Segunda Guerra Mundial, con sus amapolas y sus manuscritos, me sorprendió gratamente con sus vidrieras modernas, claras antecesoras de la ilustración británica actual. Flipante. Vámonos a otro sitio.
Nos pasamos por otra iglesia. De esta solo quedan las fachadas. La nave está llena de barcas verdes del revés. La rata de la calle y yo nos preguntamos "esto qué es". Es ahí dónde las guardan o es otra movida de la Bienal de Liverpool. Mejor no preguntamos y nos vamos de compras.

Nos pasamos por otra iglesia. De esta solo quedan las fachadas. La nave está llena de barcas verdes del revés. La rata de la calle y yo nos preguntamos "esto qué es". Es ahí dónde las guardan o es otra movida de la Bienal de Liverpool. Mejor no preguntamos y nos vamos de compras.
Bold Street es como los crescendo de las canciones de pop largas. Entras por un extremo y empiezas a flipar. La primera tienda a la izquierda, la de la cadena Forbidden Planet en Liverpool. Entramos por curiosidad y a la izquierda me topo con muñecos de Doctor Who, en cantidades que no he visto de Star Wars en Madrid en mi vida. De frente el libro y las figuras de Gorillaz. Debajo Stewie de Family Guy , en un muñeco de peluche no lo demasiado bien hecho para desembolsar las tres pounds. Flipo. Todas las novedades de Marvel de DC, muñecos de Lost y bustos de medio metro de Han Solo y un Scout Trooper. Yo me muero. Cojo de lo primero que veo. Podría vivir allí. No salgo ni contento con mi careta de un Clone Trooper. Nadie que me conozca me ha visto tan triste en una tienda de cómics. A la derecha, un poco más adelante, entramos buscando unas botas de agua y unas Doc Martens a Microzine, sitio donde comprar ropa guay, mis pumas favoritas, un reloj con la hora y la forma de Hong Kong o cojines con arte de Eboy. Por favor, sáquenme de aquí.
Bold Street se está llenando de gente. El abeto de unos cuantos metros anuncia la prosimidad de la Navidad y los ingleses tienen que empezar a gastar pasta. Al parecer es lo que mejor se les da. Entramos en HMV. Abajo, donde los discos rebusco entre los singles. The Upper Room, Gorillaz, Captain y The Young Knives. Me quedo con los dos últimos. Arriba, donde los DVD, me sale humo por las orejas. Temporadas y temporadas de Seinfeld, las bandas sonoras de Lost y una sección de cine internacional plagado de títulos españoles y chinos. Reconozco la portada de Infernal Affairs el clásico de Andrew Lau vilipendiado por Scorsesse. También tienen la dos y la tres. Sé de una que combustionaría.

Después nos pasamos a por las revistas, que a eso iba yo. Mis títulos mensuales sin el recargo de importación a España. Así que también me compro la Computer Arts. Scouse, me estoy pensando volver a pedírtelas, que te cargamos como a un burro. No te he dado suficientemente las gracias.
Comemos en un mediterráneo. Bueno, algunas. Feedu y yo nos comemos el kebab de pollo por la calle a toda prisa para llegar pronto al estadio. Momento del día. Elektra le dice a Feedu que le huelen mal las manos. “A pollaco” sentencia Federico. Ya tenemos la frase.

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