lunes, 9 de abril de 2007
Mejor en Grecia que en Palestina
Volvemos al Beijing tras un parón no deseado por falta de la logística que implica actualizar un blog como el nuestro donde la máxima es: la foto enorme mejor que grande. Y en estas fechas combinadas de reflexión y sufrimiento, con algarabía y redención de todos, nos hemos atrevido a imponer penitencias como si fueramos los más severos consejeros espirituales. Así que si el pobre ilove se quedó al mando de la actualización, al pobre Coyote le impusimos ir a ver 300 que como el mismo concluye, era tarea de lo más indicada para estas fechas. Los que dimos griego, al menos en lo que yo recuerdo, éramos proatenienses, más que nada porque cuando uno se imagina naciendo en Esparta y descubriéndose miope a los 14 años, se encuentra con un desasosiego vital por el que uno prefiere ser meteco en la más mísera de las casas ateniense. La vida griega está muy mitificada y ya viene la teoría de la democracia representativa a recordarnos eso de que solo votaban unos pocos, pero viendo lo que se cocía en los imperios vecinos hay que reconocer mérito al concepto de ciudadano por muy restringido que estuviera. Por tanto de nacer entonces, griego, de ser griego ateniense, y de ser ateniense, discípulo de filosofo.
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