miércoles, 16 de enero de 2008

Untold tales of Peter-parker


El graffiti estilizaba su nombre sobre el muro en letras atornasoladas. El olor a disolvente enturbiaba por momentos su sentido arácnido y percibía como una cercanía en la sombra, y a la luna elevándose u ocultándose tras las nubes. Notaba que su suerte mutante se iba sedimentando en simples manchas de humedad…

Ya no había cielo, ni crepúsculo. Estaba sentado. Del manillar de la moto colgaban sus lanzarredes y en el cajetín del asiento escondía su antifaz. Comenzó a frotarse las piernas, cubiertas con leotardos azules. Luego encendió un pitillo antes de derecho civil.

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