Pensaba seguir centrandome en la especialidad de Beijing Chic dado el escaso tiempo que tengo últimamente para actualizar, pero después de una semana borbandeandome visualmente como cuarenta marquesinas de autobus con el rostro de Isabel Preysler supuestamente maquillado por Margaret Astor, siento que es una necesidad física y moral hacer un canto a la edad con clase. Y recordar a las incautas clientas de la marca que ni de coña, ni por casualidad, ni remotamente, ni para probarlo siquiera Isabel usa cosmética de supermercardo. Vamos me juego en esto la herencia de los Boyer y no la pierdo.
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