martes, 5 de febrero de 2008
Chang O Lin sobre la comida sana y sus propiedades
Se acabó lo bueno. Nuestro nutricionista ya nos ha avisado: dada nuestra actividad física la ingestión de un conguito desequilibra nuestra toma de calorías de una semana. Así que dada esta exageración deducimos que nuestros tentempiés a base de doriyaquis cada veinte minutos no son saludables. Dicen que comamos fruta. Con lo cara que es. Si a nosotros nos gusta y eso pero es que la fruta es una pesadez. Hay que comprarla con cuidado para que no te venga pocheada, hay que comerlo pronto para que no acabe podrida y asquerosa, hay que pelarla, o lavarla o trocearla. Y encima siempre te quedan rastros: peladuras, cáscaras, pitas, huesos. Menudo rollo. Comer un doriyaqui es limpio, económico y rápido. Por no entrar a comparar la textura suave y esponjosa del bollito y el chocolate con el frío y áspero tacto de la pera de agua.
En fin. Ayer sin ir más lejos casi tenemos un accidente doméstico vía chorro de zumo de naranja en ojo humano. Porque nosotros nos la comeremos pero pelarla! no por ahi no paso!
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