martes, 12 de febrero de 2008

Chan O Lin sobre madrugar o quedarse en la cama


Entre el catálogo de cosas irritantes que hacemos mis primos y yo, hay una que saca especialmente de quicio al personal. Es una actividad sencilla y que no cuesta nada hacer. Consiste en ocupar el sitio que otro deja en la cama. Los sitios que dejan vacíos los seres humanos están normalmente calentitos no importa si es en la cama o un asiento en el autobús. La situación se agrava si la operación se realiza entre las siete y las ocho de la mañana. Hay que aprovechar el momento en que como zombis van al baño a lavarse, mear o pintarse la raya del ojo. Recomiendo hacerlo antes de que ingieran cualquier sustancia excitante como café o té, porque algunos se despiertan una barbaridad con estos brebajes y cuando te quieres dar cuenta han hecho la cama. Y meterse en una cama ya hecha no es lo mismo. Tiene que ser con el nórdico hecho un lío, con la habitación sin ventilar, y las sábanas bajeras sacadas.

La gente se va indignada. Resultados asegurados. Si dices: "que pases un buen día" se les puede ver salir un nubarrón negro de la cabeza, jijii.

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