jueves, 25 de enero de 2007

La pobre Rebeca, el rubio príncipe y la espabilada esposa....






¿Se acuerdan? Era un chica muy finita, que entró a trabajar en la mansión del futbolista más guapo y popular de la Galaxia, casada con una ciborg castrante y mal vestida. Y ella tan bisexual y liberada, cayó rendida a los encantos del astro rubio cegador.
Disfrutaron de una pasión ardiente, de intercambios de tórridos mensajes de móvil, que la obligaron a realizar actos que ningún manual de buena urbanidad hubiera tolerado.
La pasión murió. Las anécdotas son breves en la vida de los elegidos. La malvada esposa descubrió la relación y usó sus armas legales, sexuales, familiares, musicales, fashionales, y le recordó a su adorado esposo la triste realidad: que nada era él cuando ella le encontró dando pataditas al balón con su acento de niño pobre destinado a ser un hortera. Y ahora era un lord, y eran un equipo que funcionaba en todos los aspectos.
Así que el dios hizo balance y bien asesorado, tomo las del caballero inglés: de cosas de mujeres nada diré. Y la sufrida madre-esposa-empresaria-cantante-modelo-diseñadora y blogger, ni siquiera se tomó la molestia de negar la historia. Demostrando que aun hay nuevos ricos y nuevos ricos.
Así que nuestra bella, y discreta asistente, hizo balance también: contó la historia, aquí, allí, donde quisieran oirle. Ella no odiaba a nadie, ni a él ni a ella, no estaba despechada ni arrepentida, simpemente pasó. Era inevitable, como el choque de dos cuerpos celestes que se aproximan a la velocidad de la luz en la misma órbita. Ella solo quería ser presentadora. Lo de asistente-intérprete-niñera se quedaba corto de miras, echar a perder su talento, su belleza y u popularidad, que son flores de marchitar rápido.
Y así, desde entonces, con el carácter fortalecido por el cinismo que da la alta burguesía, Rebeca Loos intenta ganarse la vida con más o menos fortuna haciendo lo que hace su antigua jefa, pero sin príncipe consorte que avale empresas y proyectos, y claro así es mucho más difícil sacar una línea propia de vaqueros.

Colaborador estrella: Chang-o-Lín
Fuente: Superior Pics

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