domingo, 18 de marzo de 2007

The Office, o como sobrevivir a la vida

No hay efectos especiales. No hay sucesos inesperados ni acontecimientos que no puedan explicarse por medio de la razón humana. Es la vida. La normal y asquerosamente anodina vida real. Y es genial. Genial. Me hace pasar momentos de mi famosa "verguenza ajena" que no ha conseguido superar ni el niño de Palomares. Siento que podría matar a Dwight con mis propias manos, y el beso entre Pam y Jim es una de las cosas más eróticas que he visto en la ficción. Es bastante más de lo que me esperaba para una serie con exteriores. Entra en el top cinco de las razones por las que la televisión es probablemente el mejor invento del siglo XX. Muy por delante de los viajes espaciales, que a mi sinceramente no me han servido para nada.



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