viernes, 21 de diciembre de 2007
Amy Winehouse visita a su marido en la cárcel
A ver si aprende la Pantoja. Cuando tu hombre está en la cárcel una cantante desgarrada como mandan los tangos, tiene que ir al trullo a ver a su presidario. Ponerse guapa, pintarse un poquito, darle ánimos, recordarle que una le espera fuera. Llevarle cigarrillos y revistas porno. Calzarse unos zapatos con plataforma en los que poder esconder una lima para serrar los barrotes del calabozo. En una palabra, estar en lo bueno y lo malo. Amy está al pie del cañón. En las duras y en las maduras.
Fuente: Just Jared
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