Como españolita de a pie con algunos trastornos mentales relativamente graves (como todo quisqui ,oigan), indignada me hallo. Pues no va Supermodelos y se hace el programa a costa de una desequilibrada mental. No quedamos que la cosa iba de buscar guapas sin más, bueno, con la pretensión de ser modelos y de vivir de ello. Porque para guapas sin pretensiones ya tenemos Miss España, que yo me pregunto, qué pasa con algunas provincias, que andan escasos de bellezas o que ahora las guapas sí tienen (tenemos) pretensiones, porque hay cada cardo... Pero a lo que iba, Raquel es una pedorra, una pesada, una psicópata social y una petarda. ¡Pero, ya está bien! Basta ya de tanto escarnio.
Que no da el perfil, ya lo sabemos bien, y más los que últimamente pasamos por entrevistas laborales. Y más de uno ya lo hubiésemos echado el primer día y exasperados ante esa elocuencia que no calla ni debajo del agua le hubiésemos acuchillado de palabra o acción, ahí depende del grado de agresividad de cada uno. Pero nunca, nunca hubiéramos sido tan retorcidos para llevarnos ese jueguecito infame, que te salvo cada semana pero dejando clarito que te cuesta mucho y que a mejor no vales ni un pimiento, para que ya te rematen tus compañeras cual fieras hambrientas.
Que no, que no. Y lo de la semana pasada ya no tuvo nombre. Vale, ella es palurda y no se da cuenta de que no la están salvando, sino difamando. Pero no hay derecho de que el megamoñas (yo soy homosexual y lo demando por lesiones al honor y la imagen pública del colectivo) le eche el sermoncito de turno para confundirla y luego va y salva a sus archienemigas. Que digo yo que está muy bien que las niñas discrepen, así al menos vemos que le dan a la corteza cerebral, pero no que sean unas zorronas implacables (lo siento por ponerme tarantiniana, pero vuelvo a repetir en mi defensa, que indignada me hallo).
Porque la niñería la machaca con aversión y saña con el hecho de que aún no haya sido expulsada. Pero qué culpa tendrá ella si el programa ha decidido tener zapings y share a su costa y reírse de ella sin compasión. Pero, claro, resulta muy difícil morder la mano que te da de comer, verdad chicas, aunque la mano en cuestión merezca ser amputada. Yo, que soy defensora de causas perdidas, no me convertiré en adalid de Raquel (que ya he dicho lo que me parece), pero tampoco comulgaré con ruedas de molino. Para que luego venga la Mascó diciendo que se preocupan por la integridad y la formación de las niñas. Venga, ya, no me jodas.
Alea jacta est, que diría la políglota Raquel.
Inédita
lunes, 17 de septiembre de 2007
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