lunes, 24 de septiembre de 2007

Chan o Lin disfruta de la moda








Aquí empieza la crónica de Un día en los desfiles. Nuestro benefactor y proveedor de soportes de telecomunicación, nos invitó vía clientes de multinacional (en fin), a uno de los desfiles de la Pasarela Cibeles madrileña. En concreto una de esas de jóvenes creadores, que no se crea usted que tienen 18 años, no. Talluditos nos parecieron a nosotros José Miro y Alma Aguilar. A parte de pasárnoslo muy bien, la experiencia nos sirvió para desterrar muchos tópicos. Acompáñennos en este desmitificador viaje al mundo de la moda.

La gente de la moda es caótica y anarquica. Nada de nada. Todo de lo más organizado. Todos de lo más respetuosos. Podría haber sido un foro de notarios. En la cola de prensa, prensa, en la de público, público y dos monos. En los stands sus azafatas, en la puerta los de seguridad comprobando invitaciones, en la pasarela acomodadores tipo cine de a usted le siento aquí y hagame el favor señora de no mover su culo de este asiento que me descontrola el orden de las filas. Los fotógrafos en su lado. Los críticos y compradores en la primera fila y los cuatro famosos despistados en la primera también, con un pequeño círculo de cámaras alrrededor que te avisaba "a ese le conoces de algo".

Los diseñadores son impuntuales. Deben ser los franceses. Los que comparten pasarela parecen tener muy claro que cada minuto cuenta y que no tienen bula para molestar a nadie. Todo a su hora y sin transiciones largas y pesadas.

Las modelos están muy delgadas. Ls modelos están buenísimas. Son altas, pero estrechitas, están delgadas pero no parecen enfermas, en el punto justo para que la ropa se les funda en la piel y no las embuta como les pasa a otras, tienen las piernas largísimas, la cintura marcada, y andan con una cadencia muy sexy. A esto añadanle una cara preciosa y que carecen de cualquier prejuicio sobre el pudor.

Los diseñadores son unos snobs. Aquí también debe ser cuestión de yates y perfumes con su nombre, porque los dos parecían muy alejados de la imagen de divos. Parecían emocionados, como coronando un trabajo durísimo que se esfumó en 15 minutos escasos y que les dejaba con todo vendido para asegurar sus ingresos todo el año que viene. Eso sí, imprescindible: informalidad. Podrían haberse ido directamente al gimnasio tal y como iban.

Las propuestas de la pasarela son imponibles. Pues no señor. Miró presentó un par de extravagancias pero no creo que su propósito real fuera que las mujeres llevaran protecciones de futbol americano por la calle. Y la modelo con el casco, anda que no lo lleva la gente cuando va en moto. No todos, pero muchos. Lo de Alma Aguilar se podía regalar a cualquier madre sin miedo a perder el ticket.

La gente de la moda viste fatal. Pues para mi que son los únicos que visten con conciencia de ello. Vimos chicos con chaleco, mujeres con sandalias, mujeres con botas hasta la rodilla, gafas de sol en espacios cerrados, tacones imposibles y sombreros.

Notas:
- en el país del cava el evento lo patrocinaba Moët, no me estraña que los de Gaudí estén que trinen, los botellines se acabarón pronto y nadie nos acercó uno, menudos ratas estos franceses,
- el casting de modelos era muy bueno con Laura Sanchez y Marina Peréz que conociéramos nosotros,
- la China Patino musa de José Miró no es china y no tiene celulitis,
- los modelos son chicos de lo más normales que hacen cola para comprar bocadillos de lomo,
- la gente no está acostumbrada a ver monos de peluche interesados por el sector textil.





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