



















Lo bueno de viajar como Kate Moss es que es imposible que se te olvide algo, que te roben el bolso, o que se te despiste donde está la niña. Lo malo es casi todo lo demás. Así que claro cuando la pobre ejerce de madre necesita como mínimo tres o cuatro asistentes. Solo hay que ver la cara de estres que me lleva. Mucho mejor los paseos tranquilitos con su novio-cantante de turno.
Fuente: Celebutopia
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