lunes, 3 de marzo de 2008

Chang O Lin sobre la mejor sitcom de todos los tiempos


Se nos han acabado las temporadas de Seinfield. Y es una lástima porque ultimamente lo veníamos utilizando como antidepresivo y era de los más eficaz. Esto de ver a un grupo de gente normal haciendo cosas de lo más normales y metiendo la pata constantemente es tranquilizador.
Cuando uno ve según que cosas una parte de su cerebro siempre piensa y que haría yo si de repente pudiera volar, o como me las arreglaría yo en una isla desierta con la alergia que me da el sol. Pero cuando uno ve Seinfield todo su cerebro está concentrado y solo piensa ese tio es igual de tonto que uno que conozco. Por eso hay programas cuya continuación debería ser obligatoria por decreto, que están ustedes cansados de la serie, pues se aguantan porque las autoridades lo consideramos un servicio público.

En breve dedicaré un fotolog a la última aventura cinematográfica de algunos conocidos personajes de serie de televisión y como vale más pájaro malo en la cazuela que ave sabrosa por atrapar.

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